
El Diezmo = dekavthn[1]
Raúl Alberto Sánchez Arredondo
Magister en Estudios Bíblicos
Los diezmos son la décima parte de las entradas o ganancias netas, dedicada a Dios para fines religiosos y como expresión de adoración a él. Esta practica es más antigua que el texto bíblico, conocida aun entre el pueblo no hebreo. Se pagaba como asignación para los sacerdotes y levitas (Génesis 14:20; 28:22; Amos 4:4) o al rey (1ª Samuel 8:15-17).
En la historia bíblica la primera mención que se hace de los diezmos es cuando Abraham, después de haber logrado una victoria militar sobre cuatro reyes, dio los diezmos del botín a Melquisedec, sacerdote del Dios altísimo (Génesis 14:17-20). No se menciona quien instruyó a Abraham para que obrara de esta manera, pero fácilmente podemos deducir que por el ejemplo de sus antepasados, (ver Génesis 4:4) él entendió que esta era una manera apropiada de reconocer la soberanía de Dios sobre todas las cosas. Melquisedec, en este caso representa a Dios y a la religión.
El fundamento de que el Diezmo es un atributo cultual está en la idea de que Dios es el propietario de toda la tierra, y por tanto, puede pretender sus primicias y mejores productos. El Deuteronomio (12:6,11,17; 14:22s; Nehemías 13:12) exige que se entregue el diezmo de la mies y el de los frutos de los árboles (grano, mosto, aceite) al santuario central, pero permite la entrega equivalente en dinero (Deuteronomio 14:22-27) o, cada tres años, emplear el diezmo en el lugar de residencia a favor de los levitas y pobres de la localidad (Deuteronomio 14:28s; 26:12-15).
Los fariseos extendían este deber del diezmo a los frutos más insignificantes (Mateo 23:23; Lucas 11:42; 18:12). En Levítico 27:30-33 y 2ª de crónicas 31:6, se amplia también el diezmo al ganado y se exige, para la transformación en dinero, un beneficio del 20%. En Números 18:20-32 se habla del diezmo de la era (trigo) y del lagar (vino y aceite). También se reclama el diezmo íntegro para los levitas; éstos han de entregar a su vez una décima parte del diezmo a los sacerdotes.
En Nehemías 13:10 y Malaquías 3:8 podemos ver las quejas contra los negligentes en pagar los diezmos y en Deuteronomio 12:19 la intimación redoblada de la obligación.
En el régimen mosaico, aunque no se anuncian castigos por no darlos, hay promesas de bendiciones por darlos (Deuteronomio 28:1-13; Malaquías 3:10). En Levítico 27:30-32, cuando alguien quería, por alguna razón especial, rescatar algo del diezmo debía agregar la quinta parte del precio. No se debía dar el diezmo por la venta de perros o salario de prostitutas. Deuteronomio 23:18.
Dentro de la literatura deuterocanónica, se mencionan las tres clases de diezmos y la forma como se repartía. Tobías 1:6ss; Judit 11:13; 1ª Macabeos 3:49.
En el Nuevo Testamento, aparece también esta costumbre religiosa de dar los diezmos; no necesariamente en cuanto a la proporción de la décima parte, pero sí en cuanto a la motivación de adoración, gratitud y responsabilidad cristiana (2ª Corintios 9:7; Hebreos 7:1-10; Lucas 21:1-4).
En la época neotestamentaria se conoce tres diezmos: El diezmo sobre el ganado, el segundo diezmo y el tercero o diezmo de los pobres. La suma de estos tributos hubo de ser muy considerable. La administración, en lo posible, estaba centralizada en Jerusalén. El principio detrás de esta práctica rige para el sostén económico de la obra del evangelio, pues Pablo dice que “ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”. 1ª Corintios 9:11-14.
Así como en la época del profeta Malaquías el pueblo no estaba entregando sus diezmos y ofrendas, por lo tanto Dios los trata de ladrones, Malaquías 3:8; también alguna vez el diezmo fue robado por el sumo sacerdote, según el historiador Fl. Iosephus en su obra “Antiquitates Iudaicae” (20:8,8 20, 9,2).
Podemos concluir que:
1. Abraham dio los diezmos a Melquisedec y fue contado por hombre de fe. Hebreos 7:2; Génesis 14:17-24.
2. Los israelitas dieron sus diezmos a los levitas y estos lo repartían a los sacerdotes. Números 18:26-28.
3. Los diezmos eran traídos al alfolí, es decir, a la tesorería del templo y no al sacerdote. Malaquías 3:10. El alfolí era el almacén del templo, al cual debían traer los israelitas los diezmos del grano, del vino y del aceite. Estos diezmos eran administrados por una junta o mayordomos y no por el sacerdote o pastor local (en el caso del Nuevo Testamento). Nehemías 13:5, 12,13.
4. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa...” El diezmo fuera de traerlo al almacén o tesorería, el mismo escritor inspirado por Dios dice para que y para quienes son los diezmos: “…Y haya alimento en mi casa…”, mi casa no solo se refiere al sacerdote, sino también al huérfano, extranjero y viuda los cuales comerían o se alimentarían de esta bendición. “Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados…” Deuteronomio 14:29. Comparece con Santiago 1:27.
5. Cuando Jesús envía a sus apóstoles les advierte de no llevar bolsa, alforja, calzado, etc. Sino de beber y comer lo que les den y les da la razón del porque: “El obrero es digno de su salario”. Lucas 10:4s.
6. El sistema del diezmo no es para que el pastor de una iglesia local viva de él solamente, sino también toda la casa del Señor (huérfanos, viudas, extranjeros). Esto quiere decir que a quien le corresponde recaudar los diezmos es a la iglesia y no al pastor.
7. El obrero es digno de su salario. Mateo 10:9-14; Lucas 10:4-8,16; 1ª Corintios 9:13,14; Gálatas 6:6. Los pastores no deben ser asalariados, es decir, no trabajar por amor al dinero, sino por amor a las almas perdidas, por amor a las ovejas. Juan 10:12,13.
8. Quien debe administrar los diezmos es la iglesia. Nehemías 13:5, 12,13 comparece con Hechos 6:1-5; además de administrar ofrendas y otros donativos. Romanos 15:24-29; 1ª Corintios 16:1-4; 2ª Corintios 8:1-9:15. Para pagarle el salario al pastor y para hacer la obra social en cuanto a los pobres (viudas, huérfanos). 1ª Timoteo 5:3ss.; Santiago 1:27; Miqueas 6:8.
9. En la iglesia del Señor, el interés no debe ser propio de una persona, sino el colectivo, es el propósito del evangelio. Pablo le escribe esto a los Filipenses al recomendar a Timoteo. Filipenses 2:19-21ss y a los corintios, 1ª Corintios 10:24.
[1]Aland, Kurt, Black, Matthew, Martini, Carlo M., Metzger, Bruce M., and Wikgren, Allen, The Greek New Testament, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.
Raúl Alberto Sánchez Arredondo
Magister en Estudios Bíblicos
Los diezmos son la décima parte de las entradas o ganancias netas, dedicada a Dios para fines religiosos y como expresión de adoración a él. Esta practica es más antigua que el texto bíblico, conocida aun entre el pueblo no hebreo. Se pagaba como asignación para los sacerdotes y levitas (Génesis 14:20; 28:22; Amos 4:4) o al rey (1ª Samuel 8:15-17).
En la historia bíblica la primera mención que se hace de los diezmos es cuando Abraham, después de haber logrado una victoria militar sobre cuatro reyes, dio los diezmos del botín a Melquisedec, sacerdote del Dios altísimo (Génesis 14:17-20). No se menciona quien instruyó a Abraham para que obrara de esta manera, pero fácilmente podemos deducir que por el ejemplo de sus antepasados, (ver Génesis 4:4) él entendió que esta era una manera apropiada de reconocer la soberanía de Dios sobre todas las cosas. Melquisedec, en este caso representa a Dios y a la religión.
El fundamento de que el Diezmo es un atributo cultual está en la idea de que Dios es el propietario de toda la tierra, y por tanto, puede pretender sus primicias y mejores productos. El Deuteronomio (12:6,11,17; 14:22s; Nehemías 13:12) exige que se entregue el diezmo de la mies y el de los frutos de los árboles (grano, mosto, aceite) al santuario central, pero permite la entrega equivalente en dinero (Deuteronomio 14:22-27) o, cada tres años, emplear el diezmo en el lugar de residencia a favor de los levitas y pobres de la localidad (Deuteronomio 14:28s; 26:12-15).
Los fariseos extendían este deber del diezmo a los frutos más insignificantes (Mateo 23:23; Lucas 11:42; 18:12). En Levítico 27:30-33 y 2ª de crónicas 31:6, se amplia también el diezmo al ganado y se exige, para la transformación en dinero, un beneficio del 20%. En Números 18:20-32 se habla del diezmo de la era (trigo) y del lagar (vino y aceite). También se reclama el diezmo íntegro para los levitas; éstos han de entregar a su vez una décima parte del diezmo a los sacerdotes.
En Nehemías 13:10 y Malaquías 3:8 podemos ver las quejas contra los negligentes en pagar los diezmos y en Deuteronomio 12:19 la intimación redoblada de la obligación.
En el régimen mosaico, aunque no se anuncian castigos por no darlos, hay promesas de bendiciones por darlos (Deuteronomio 28:1-13; Malaquías 3:10). En Levítico 27:30-32, cuando alguien quería, por alguna razón especial, rescatar algo del diezmo debía agregar la quinta parte del precio. No se debía dar el diezmo por la venta de perros o salario de prostitutas. Deuteronomio 23:18.
Dentro de la literatura deuterocanónica, se mencionan las tres clases de diezmos y la forma como se repartía. Tobías 1:6ss; Judit 11:13; 1ª Macabeos 3:49.
En el Nuevo Testamento, aparece también esta costumbre religiosa de dar los diezmos; no necesariamente en cuanto a la proporción de la décima parte, pero sí en cuanto a la motivación de adoración, gratitud y responsabilidad cristiana (2ª Corintios 9:7; Hebreos 7:1-10; Lucas 21:1-4).
En la época neotestamentaria se conoce tres diezmos: El diezmo sobre el ganado, el segundo diezmo y el tercero o diezmo de los pobres. La suma de estos tributos hubo de ser muy considerable. La administración, en lo posible, estaba centralizada en Jerusalén. El principio detrás de esta práctica rige para el sostén económico de la obra del evangelio, pues Pablo dice que “ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”. 1ª Corintios 9:11-14.
Así como en la época del profeta Malaquías el pueblo no estaba entregando sus diezmos y ofrendas, por lo tanto Dios los trata de ladrones, Malaquías 3:8; también alguna vez el diezmo fue robado por el sumo sacerdote, según el historiador Fl. Iosephus en su obra “Antiquitates Iudaicae” (20:8,8 20, 9,2).
Podemos concluir que:
1. Abraham dio los diezmos a Melquisedec y fue contado por hombre de fe. Hebreos 7:2; Génesis 14:17-24.
2. Los israelitas dieron sus diezmos a los levitas y estos lo repartían a los sacerdotes. Números 18:26-28.
3. Los diezmos eran traídos al alfolí, es decir, a la tesorería del templo y no al sacerdote. Malaquías 3:10. El alfolí era el almacén del templo, al cual debían traer los israelitas los diezmos del grano, del vino y del aceite. Estos diezmos eran administrados por una junta o mayordomos y no por el sacerdote o pastor local (en el caso del Nuevo Testamento). Nehemías 13:5, 12,13.
4. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa...” El diezmo fuera de traerlo al almacén o tesorería, el mismo escritor inspirado por Dios dice para que y para quienes son los diezmos: “…Y haya alimento en mi casa…”, mi casa no solo se refiere al sacerdote, sino también al huérfano, extranjero y viuda los cuales comerían o se alimentarían de esta bendición. “Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados…” Deuteronomio 14:29. Comparece con Santiago 1:27.
5. Cuando Jesús envía a sus apóstoles les advierte de no llevar bolsa, alforja, calzado, etc. Sino de beber y comer lo que les den y les da la razón del porque: “El obrero es digno de su salario”. Lucas 10:4s.
6. El sistema del diezmo no es para que el pastor de una iglesia local viva de él solamente, sino también toda la casa del Señor (huérfanos, viudas, extranjeros). Esto quiere decir que a quien le corresponde recaudar los diezmos es a la iglesia y no al pastor.
7. El obrero es digno de su salario. Mateo 10:9-14; Lucas 10:4-8,16; 1ª Corintios 9:13,14; Gálatas 6:6. Los pastores no deben ser asalariados, es decir, no trabajar por amor al dinero, sino por amor a las almas perdidas, por amor a las ovejas. Juan 10:12,13.
8. Quien debe administrar los diezmos es la iglesia. Nehemías 13:5, 12,13 comparece con Hechos 6:1-5; además de administrar ofrendas y otros donativos. Romanos 15:24-29; 1ª Corintios 16:1-4; 2ª Corintios 8:1-9:15. Para pagarle el salario al pastor y para hacer la obra social en cuanto a los pobres (viudas, huérfanos). 1ª Timoteo 5:3ss.; Santiago 1:27; Miqueas 6:8.
9. En la iglesia del Señor, el interés no debe ser propio de una persona, sino el colectivo, es el propósito del evangelio. Pablo le escribe esto a los Filipenses al recomendar a Timoteo. Filipenses 2:19-21ss y a los corintios, 1ª Corintios 10:24.
[1]Aland, Kurt, Black, Matthew, Martini, Carlo M., Metzger, Bruce M., and Wikgren, Allen, The Greek New Testament, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.